Centroamérica necesita Políticas Públicas para invertir en la Primera Infancia

La Ministra de Educación Marcela Paredes de Vásquez junto al Ministro de Desarrollo Social Alcibíades Vásquez Velásquez, el Ministro de Salud Francisco Javier Terrientes en representación del Despacho de la Primera Dama Ana María de León, Directora de Proyectos Especiales, Héctor Salazar Gerente del Sector Social del BID y Norbert Schady Asesor Económico Principal para el sector social del BID, participaron del Lanzamiento Sub Regional de la Serie “Desarrollo de las Américas “Los Primeros Años: El Bienestar Infantil y el Papel de las Políticas Públicas”.

La jefa de la cartera educativa Marcela Paredes de Vásquez indicó que los resultados que arroja el estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) vienen a reforzar lo que ya es conocido, los niños sobre todo en sus primeros años necesitan una buena nutrición, afecto y atención y estímulo y que la escolarización desde preescolar es conveniente.

También indico que “el estudio general para todo lo que es las América presenta que se ha ampliado la cobertura en cuatro y cinco años pero no necesariamente la calidad, que lo que se invierte en esta etapa es un tercio en lo que se invierte en los niños de seis años en adelante cuando en los primeros cinco años de formación determina prácticamente lo que podrá desarrollar ese niño en los demás aprendizajes en años superiores”.  

Cabe destacar que los gobiernos de América Latina y el Caribe invierten en promedio sólo el 0.4% del PIB en sus hijos más pequeños, en comparación con países de alto desempeño que invierten cuatro veces más, revela el informe serial Desarrollo en las Américas, que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publica cada año, y que fue presentado hoy en la ciudad de Panamá.

El informe Los Primeros Años: El bienestar Infantil y el papel de las políticas públicas, presentado conjuntamente con el Consejo Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (CONAIPI), que es presidido por el Despacho de la Primera Dama, destaca que los niños y niñas de la región siguen presentando serias dificultades en el lenguaje y capacidades cognoscitivas, por falta de una atención integral temprana durante los cinco primeros años de vida.  

La investigación, además, indica que mayor inversión en la primera infancia es sin duda una de las maneras más eficaces de reducir la desigualdad e impulsar el desarrollo económico y social. El especialista del BID y coautor del informe, Norbert Schady, observó que “la mayoría de los países han inyectado más dinero en educación para niños de entre 6 y 11 años, que en los programas de cuidado infantil y crianza de los hijos para infantes de entre 0 y 5 años.  Esta asignación resulta desafortunada, ya que invertir más en el cuidado y crianza de los hijos genera mayor retorno a la inversión”.

El acceso a los programas de la primera infancia puede generar grandes beneficios a lo largo del ciclo de vida, como mejor estado de salud, mejoras en el rendimiento escolar, logros académicos, mayores ingresos y productividad en la vida adulta.

Para lograr que las inversiones en primera infancia generen mayores rendimientos, el informe sugiere:

Invertir en la calidad: El informe señala que las instituciones dedican más tiempo al aprendizaje de memoria y rara vez se impulsa a los estudiantes a  desarrollar el pensamiento creativo o crítico, a través de trabajo colaborativo. Un buen maestro marca la diferencia.

Programas de pautas de crianza adecuadas: Enseñar a “Papá y a Mamá.” Desarrollar programas para padres que desarrollen de la mejor manera las capacidades de los más pequeños con visión a largo plazo.

Fortalecer arquitectura interinstitucional: Establecer estándares de colaboración entre instituciones. Las políticas para la primera infancia deben situarse en el centro de la agenda para el desarrollo de los países, al mismo nivel que las políticas dirigidas a infraestructura o a fortalecimiento institucional.

El planteamiento de Los primeros años: el bienestar infantil y el papel de las políticas públicas reconoce que no hay receta única para los países, pero presenta pasos concretos a tomar como ampliación progresiva de la cobertura de los servicios dirigidos a los padres de pequeños en situación de riesgo; experimentar la mejor manera de utilizar las transferencias condicionadas para generar un cambio de conducta; proveer guarderías de buena calidad para niños pobres de zonas urbanas; actualizar las habilidades de los maestros y recompensar el rendimiento de los docentes destacados.

“Por motivos de equidad como de productividad a largo plazo, la inversión y gestión de políticas públicas para la primera infancia es un asunto que Panamá no se puede dar el lujo de ignorar”, dijoFidel Jaramillo, Representante del BID en el país.

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